La poesía negra latinoamericana
Se dice que la poesía es un género literario en el cual el autor representa con mayor sinceridad que lo que tiene en el alma, ahora bien cuando se habla de poesía negra se refiere a aquella la cual el autor tiene como principal protagonista a la muerte. Por lo regular son autores que expresan todo su rencor, miedos y deseos a través de sus composiciones.
Este particular género tiene a sus más grandes exponentes latinoamericanos en las letras de Cesar Vallejo y Alfonsina Storni. Estos autores se caracterizan por haber vivido en una época particularmente turbulenta y cambiante, ya que para Cesar se venían los cambios sociales de las primeras décadas del siglo 19 y para Alfonsina particularmente su carrera es más notoria las tener que luchar contra muchas más adversidades por el hecho de ser mujer cosa muy difícil en aquellos turbulentos años.


ABSOLUTA
Color de ropa antigua. Un julio a sombra,
y un agosto recién segado. Y una
mano de agua que injertó en el pino
resinoso de un tedio malas frutas.
Ahora que has anclado, oscura ropa,
tornas rociada de un suntuoso olor
a tiempo, a abreviación... Y he cantado
el proclive festín que se volcó.
Mas ¿no puedes, Señor, contra la muerte,
contra el límite, contra lo que acaba?
¡Ay, la llaga en color de ropa antigua,
cómo se entreabre y huele a miel quemada!
¡Oh unidad excelsa! ¡Oh lo que es uno por todos!
¡Amor contra el espacio y contra el tiempo!
Un latido único de corazón;
un solo ritmo: ¡Dios!
Y al encogerse de hombros los linderos
en un bronco desdén irreductible,
hay un riego de sierpes
en la doncella plenitud del 1.
¡Una arruga, una sombra!
Color de ropa antigua. Un julio a sombra,
y un agosto recién segado. Y una
mano de agua que injertó en el pino
resinoso de un tedio malas frutas.
Ahora que has anclado, oscura ropa,
tornas rociada de un suntuoso olor
a tiempo, a abreviación... Y he cantado
el proclive festín que se volcó.
Mas ¿no puedes, Señor, contra la muerte,
contra el límite, contra lo que acaba?
¡Ay, la llaga en color de ropa antigua,
cómo se entreabre y huele a miel quemada!
¡Oh unidad excelsa! ¡Oh lo que es uno por todos!
¡Amor contra el espacio y contra el tiempo!
Un latido único de corazón;
un solo ritmo: ¡Dios!
Y al encogerse de hombros los linderos
en un bronco desdén irreductible,
hay un riego de sierpes
en la doncella plenitud del 1.
¡Una arruga, una sombra!
Cesar Vallejo
YO EN EL FONDO DEL MAR
En el fondo del mar
hay una casa de cristal.
A una avenida
de madréporas
da.
Un gran pez de oro,
a las cinco,
me viene a saludar.
Me trae
un rojo ramo
de flores de coral.
Duermo en una cama
un poco más azul
que el mar.
Un pulpo
me hace guiños
a través del cristal.
En el bosque verde
que me circunda
—din don... din dan—
se balancean y cantan
las sirenas
de nácar verdemar.
Y sobre mi cabeza
arden, en el crepúsculo,
las erizadas puntas del mar.
En el fondo del mar
hay una casa de cristal.
A una avenida
de madréporas
da.
Un gran pez de oro,
a las cinco,
me viene a saludar.
Me trae
un rojo ramo
de flores de coral.
Duermo en una cama
un poco más azul
que el mar.
Un pulpo
me hace guiños
a través del cristal.
En el bosque verde
que me circunda
—din don... din dan—
se balancean y cantan
las sirenas
de nácar verdemar.
Y sobre mi cabeza
arden, en el crepúsculo,
las erizadas puntas del mar.
Alfonsina Storni
No hay comentarios:
Publicar un comentario